ANSIEDAD EN COVID
“ANSIEDAD EN LOS TIEMPOS DE COVID”
Ya hemos pasado de los tiempos negros donde la incertidumbre sobre si íbamos a sobrevivir reinaba en el ambiente, todo era borroso y se convertía en síntomas de ansiedad. Las cifras mandaban: el 55% de la población mundial llegó a niveles de moderados a severos en presentación de angustia exagerada.
Actualmente, las preocupaciones son otras, como readaptarnos a los cambios generados en el mundo, que partes de nuestro estilo de vida previo van a sobrevivir y cuales, definitivamente, tenemos que modificar o formalmente, adquirir nuevos hábitos. Bueno, hasta el nuevo orden económico, financiero y laboral mundial está en juego. Ya mencionamos, las preocupaciones son otras, y así se modifican las emociones.
Seguimos presentando ansiedad, pero ahora con todos estos matices actuales. Podríamos puntualizar que ya no son cuadros graves, patológicos, que requieren uso forzoso de medicamentos para poder yugular las crisis de pánico; al contrario, se este estrés incrementado, lo que necesita es hacer un alto en el camino, respirar, analizar el estado actual de mi vida, replantear objetivos, y aprovechar el recurso más sólido de esta contingencia: la resiliencia, como un capital que debe de emplearse para adquirir mejores mecanismos de afrontamiento de problemas y de crecimiento personal.
¿Malestar bueno?
Este malestar que sentimos todos ahora, es un malestar bueno, que incomoda para que nos volvamos creativos, pensemos fuera de los límites y comencemos a cosechar los frutos de lo que forzosamente tuvimos que inventar en la época de pandemia.
Ansiedad moderna
Que la ansiedad moderna no represente un freno para el desarrollo, leámosla bien y démosle la vuelta en un motor que nos impulse a salir delante de los problemas que se generaron en estos 14 meses previos.
Hay que aprovechar las emociones para lo que fueron creadas, para sentir, entender y crecer.
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