Neuromodulación y trastorno depresivo

Siendo el trastorno depresivo mayor (TDM) el diagnóstico psiquiátrico con mayor prevalencia registrada a nivel mundial es relevante que existan opciones que se puedan ofrecer a personas que no han respondido a tratamientos farmacológicos y/o psicoterapéuticos estándar o su respuesta de mejoría ha sido parcial.

Los tratamientos de neuromodulación pertenecen al campo biotecnológico y están enfocados en modificar la actividad de los circuitos neuronales del sistema nervioso. A través de la administración de corriente eléctrica de alta o baja intensidad suministrada por un capacitador de forma continua o rápidamente cambiante al cuero cabelludo. Esto se logra por medio de una bobina o circuito cerrado de corriente eléctrica que se ubica con precisión sobre los conjuntos neuronales. Esta corriente eléctrica al entrar en contacto con el tejido cerebral produce campos magnéticos que atraviesan los tejidos de la cabeza sin ninguna resistencia.

Este proceso se lleva a cabo gracias a que las neuronas y fibras musculares siguen el mismo principio que los producidos por una corriente eléctrica administrada desde un conductor. 

Las terapias de neuromodulación permiten cambios a nivel macroscópico, (cambios conductuales, mejoría en síntomas, contracciones musculares y cambios en la actividad eléctrica); microscópico (potenciales transmembrana y despolarización) y cambios neurobiológicos (dopamina, serotonina entre otros).

Existen, en el campo clínico, dos tipos de neuromodulación no invasiva. El primero, recibe el nombre de  estimulación magnética transcraneal: que modifica la función cerebral utilizando el mismo lenguaje en cuanto a frecuencia e intensidad de campos electromagnéticos que utiliza de forma habitual el cerebro. El mecanismo inicia desde una fuente de poder que regula la cantidad de corriente y sincroniza su liberación en un momento dado. La energía eléctrica fluye hasta una bobina, sobre el cuero cabelludo, ubicada de forma perpendicular al punto de interés del cerebro para producir pulsos magnéticos breves; alcanzando cambios de 2 a 3 cm de profundidad. El objetivo es provocar la despolarización de conjuntos neuronales a través de campos magnéticos, y obtener un cambio neurofisiológico en las regiones cerebrales deseadas. Para luego, convertirse nuevamente en energía eléctrica llevando a cabo el principio de inducción mutua de Faraday.

En segundo lugar, se encuentra la estimulación transcraneal por corriente directa; que se utiliza para modular la actividad eléctrica cerebral de ciertos conjuntos neuronales. El procedimiento consiste en aplicar una ligera corriente eléctrica en el cráneo a través de dos electrodos conectados sobre el cuero cabelludo.

El objetivo para el tratamiento de la depresión en ambos casos de neuromodulación no invasiva es incrementar la excitabilidad de la corteza prefrontal dorsolateral izquierda y en consecuencia mejorar los síntomas del trastorno depresivo sirviéndose de la neuroplasticidad cerebral.

Algunas de las ventajas de los tratamientos no invasivos son que no alteran la conciencia, no afectan la memoria, no requieren anestesia, no causan lesiones en la piel y no representan riesgos en la salud. La persona entra y sale permanentemente consciente y funcional, es indoloro, brindan resultados desde el primer mes y es compatible con cualquier tratamiento farmacológico y psicoterapéutico.

Autoría de Dania Jiménez