Bullying

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ABUSO ENTRE PARES

Las relaciones entre quienes integran los distintos tipos de familias, los que conviven y trabajan en la escuela o en las oficinas, o entre las personas que intercambian servicios y productos, requieren de un buen trato, amabilidad, respeto, así como de formas de actuar y hablar confiables (de Agüero, 2020).

De acuerdo con Olweus & Limber (2017) “una persona es objeto de bullying cuando él o ella se encuentra expuesta repetidamente y a lo largo del tiempo a acciones negativas por parte de una o más personas, y donde a él o ella le resulta difícil defenderse a sí misma”.

El bullying ocurre cuando alguien repetida e intencionalmente hace o dice cosas hirientes u ofensivas a otra persona que no puede defenderse por su cuenta, y puede ocurrir en persona o indirectamente, por ejemplo a través de medios electrónicos (cyberbullying). Puede ser directo de forma verbal o física; o puede darse en forma de conductas indirectas, tales como la propagación de rumores o la exclusión de alguien de un grupo. Se considera que el bullying tiene 3 elementos esenciales: es una conducta agresiva, involucra un desequilibro de poder o de fuerza,  y es habitualmente repetitivo.

En ambientes donde este tipo de abuso no es atendido, los estudiantes pueden sentirse vulnerables, lo cual vuelve más difícil física y emocionalmente el aprendizaje. En cambio, un ambiente de seguridad, respeto y apoyo emocional en las escuelas, ayuda a disminuir la posibilidad de violencia en las escuelas, así como también a tener un impacto en los resultados académicos (Fein. et al., 2002). Afortunadamente, existen programas de prevención de este tipo de conductas, como el Programa Olweus para Prevenir el Acoso Escolar con un enfoque escolar integral basado en el principio del cambio sistémico cuyo objetivo es crear un ambiente escolar seguro y positivo, diseñado para reducir y prevenir el bullying en los niveles escolares básico, intermedio y superior. Sus metas son reducir los problemas existentes de bullying entre estudiantes, prevenir nuevos problemas y lograr relaciones saludables entre compañeros en las escuelas. Estas metas son logradas a través de la reestructuración del ambiente escolar para reducir las oportunidades y recompensas de hacer bullying, alentando conductas pro-sociales y construyendo un sentido de comunidad (Olweus & Limber 2016). Los componentes múltiples de este tipo de programas, el involucramiento de la comunidad escolar completa en su implementación, así como los recursos y capacitación disponible proporcionan a las escuelas la estructura para prevenir y manejar efectivamente este tipo de conductas de abuso. Los esfuerzos para la prevención exitosa del bullying requieren de atención constante, así como de estar incorporados en el ambiente escolar hasta convertirse en una parte cotidiana de la vida escolar (Riese & Urbanski, 2018).

Autor: Miguel Ángel Rodríguez