Bioquímica del enamoramiento
Bioquímica del enamoramiento
Autoría: Karla Mendoza
Dentro de las emociones que puede sentir el ser humano, el amor es considerado una de los más fuertes.
Desde el punto de vista bioquímico, el enamoramiento comienza en la corteza cerebral. Posteriormente pasa al sistema endócrino y se transforma en una respuesta fisiológica y en cambios químicos. Es decir, todo lo que puede llegar a sentir una persona se puede explicar biológicamente a través de cambios en los neurotransmisores y las hormonas, ya sean dopamina, serotonina, endorfinas, oxitocina, vasopresina, adrenalina, testosterona y estrógenos, todas y cada una de ellas intervienen en el proceso del enamoramiento.
Las principales áreas cerebrales involucradas en esta primera etapa son, el Área Tegmental Ventral que, junto con el núcleo accumbens son los encargados de hacernos sentir placer, prestar atención y mantener la motivación para seguir y obtener recompensas.
También, es importante mencionar al núcleo caudado, responsable de la integración sensorial y la generación de movimiento impulsado por las expectativas. Asimismo, el hipocampo y amígdala las cuales nos ayudan a regular las emociones y el deseo.
Todos estos cambios producidos por el disparo de estas sustancias desencadenan efectos en sistemas funcionales tanto a nivel conductual como cognitivo, llegando a generar frecuentes pensamientos relacionadas con la persona, pérdida de la concentración, una fuerte actividad fisiológica ante la presencia del individuo, llegando a centrar nuestra atención en el otro.
En general, el amor es un proceso muy exigente para el cerebro, por lo que lo más recomendable para cuidar el bienestar y la salud de este órgano vital es elegir con cuidado a esa persona, para que haga valer la pena todos estos cambios que experimentamos.