Trastornos de ansiedad

5 claves para entender los trastornos de ansiedad

Trastornos de ansiedad, 5 claves para entenderlos 

¿La confusión? El espectro de los trastornos de ansiedad es muy amplio, por ello, con frecuencia puede existir confusión entre determinados conceptos, motivo por el cual hay que partir de dos definiciones importantes: miedo y angustia. A continuación te presento 5 conceptos clave para entender mejor los trastornos de ansiedad.

1. ¿Miedo o angustia?

El miedo es un sentimiento provocado por la presencia de un peligro real o imaginario pero que está identificado, es decir, no se puede sentir miedo a algo que no se ha vivido, experimentado o que haya puesto en riesgo la vida de una persona.

Por otro lado, la angustia es una emoción transitoria; un estado de intranquilidad o inquietud muy intenso causado especialmente por algo desagradable o por la amenaza de una desgracia o un peligro y se puede presentar terror y agobio. La causa es desconocida y no se tiene identificada.

Tanto en la angustia como en el miedo, se activa el sistema de alerta fisiológico del cuerpo que implica la sensación y percepción de ansiedad.

2. La ansiedad tiene una función: ¿cuál es?

La ansiedad es un proceso natural, generado en el Sistema Nervioso Central (SCN) y se presenta como una señal de alerta o alarma que tiene como objetivo reaccionar ante una sensación de peligro (real o no real),  para salvaguardar la integridad del ser vivo, lo cual quiere decir que la ansiedad actúa como un mecanismo de defensa.

Los síntomas derivados de esta entidad, en su mayoría son condicionados por la liberación constante de sustancias químicas conocidas como neurotransmisores, entre ellos, la adrenalina, noradrenalina, serotonina y GABA; los cuales se relacionan con las tres principales acciones con las que una persona reaccionaría de forma natural, ante una amenaza: parálisis, lucha y huída (en inglés: freeze, fight, flight o 3f).

De forma general, una persona que está cursando con ansiedad, puede tener diversas reacciones basadas en su percepción individual. La respuesta de ansiedad puede expresarse a nivel corporal (fisiológico), mental (cognitivo) y conductual:

Fisiológico. Se manifiesta con las sensaciones internas detectadas cuando nos sentimos nerviosos.

Cognitivo. Pensamientos, creencias e imágenes con contenido de peligro y angustia.

Conductual. Tendencia a huir, golpear, gritar, escapar o evitar.

A continuación, se presentan los síntomas más comunes:

  • Taquicardia
  • Sudoración
  • Temblores
  • Problemas gastrointestinales
  • Problemas urinarios
  • Fatiga y cansancio
  • Desvanecimientos
  • Cambios en el patrón de sueño.

Así, partiendo de que es una respuesta normal y adaptativa, el objetivo es aprender a controlar la ansiedad para que pueda ser activada en determinadas situaciones; sin embargo, es importante aclarar que la ansiedad también puede llegar a ser patológica, cuando resulta excesiva, desproporcionada al estímulo, de aparición súbita, intensa, persistente y frecuente, al condicionar, limitar y causar disfunción en la vida cotidiana de quien la padece.

3. ¿Qué es el pánico?

Es la vivencia de miedo o terror intenso, que genera síntomas como sensación de descontrol, desmayo o muerte inminente; los síntomas anteriores se presentan de forma inesperada y en forma recurrente.

4. ¿Qué es un ataque de pánico?

Un ataque de pánico también se conoce como crisis de angustia y se refiere a la aparición súbita de miedo o malestar intenso, alcanzado en cuestión de minutos (10-20 min aproximadamente), aunque es posible que el paciente sienta que dura más de 1 hora. Estas crisis, se pueden presentar en diferentes trastornos mentales como son el trastorno de pánico, fobias específicas, fobia social y trastorno de estrés postraumático.

Para su diagnóstico, es necesario que en este lapso se presenten 4 o más de los siguientes síntomas y pueden producirse desde un estado de tranquilidad o de ansiedad indistintamente:

  • Palpitaciones
  • Sudoración
  • Temblor
  • Sensación de dificultad para respirar
  • Sensación de ahogo
  • Opresión o malestar torácico
  • Náuseas o malestar abdominal
  • Sensación de mareo, aturdimiento o desmayo
  • Escalofríos o sensación de calor
  • Sensación de hormigueo o entumecimiento
  • Sensación de irrealidad (desrealización)
  • Sensación de separarse de uno mismo (despersonalización)
  • Miedo a perder el control o de “volverse loco”
  • Sensación de miedo a morir.

Se puede presentar de forma inesperada (no hay un factor desencadenante aparente) o recurrente (más de una crisis de pánico inesperada). En cualquiera de estas presentaciones, el paciente puede terminar en un servicio de urgencias, ya que, debido a la gran variedad de sintomatología manifestada en ese lapso, puede confundirse con infarto agudo del miocardio. Después de que el ataque de pánico desaparece, puedes sentirte fatigado y exhausto.

A pesar de que los ataques de pánico en sí mismos no ponen en riesgo la vida, pueden provocar mucho miedo y afectar, de manera significativa, la calidad de vida.

5.¿Qué es un trastorno de pánico?

Para que exista un trastorno de pánico es necesaria la presencia de ataques o crisis de pánico recurrentes e inesperadas y que al menos una haya sido seguida durante un mes o bien uno o más de los siguientes síntomas:

  • Inquietud persistente ante la posibilidad de tener más crisis
  • Preocupación por las consecuencias o implicancias de las crisis
  • Cambio significativo del comportamiento relacionado con las crisis.

Las crisis de pánico forman parte del trastorno de pánico, pero también suelen hacerse presentes en los demás trastornos de ansiedad.

En esta patología, pueden estar presentes síntomas asociados como trastornos del ánimo y/o otros trastornos de ansiedad, en particular la agorafobia; situaciones que, dependiendo de la severidad del cuadro, puede conllevar al paciente a presentar ideación suicida persistente en la búsqueda por resolver su situación agudizada e inclusive consumar un suicidio (como un acto impulsivo).

Abordaje y tratamiento del trastorno de pánico

Primero se deberá descartar, cualquier patología médica no psiquiátrica que posiblemente esté condicionando la crisis de pánico, por ejemplo, los trastornos endocrinológicos como las enfermedades tiroideas, descontrol metabólico; hipoglucemia o hiperglucemia, neurológicos (epilepsia), cardiopulmonares (arritmias o asma), consumo de sustancias (estimulantes, bebidas energizantes), por mencionar algunos.

Es importante mencionar que puede coexistir una enfermedad médica no psiquiátrica y una psiquiátrica, no obstante, si no se corrige la causa médica, el pronóstico de evolución del paciente no será favorable. No es enfocamos solamente en la parte mental.

Finalmente,  es primordial acudir con un profesional especializado en salud mental para poder normar una conducta terapéutica adecuada, de acuerdo con las características físicas y psíquicas de cada paciente ya que su tratamiento puede ser desde una terapia psicológica (se sugiere de tipo cognitivo conductual) y/o terapia farmacológica, con medicamentos antidepresivos, ansiolíticos.

Doctor Ángel Gerardo Silva Saldaña

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